DECLARACIÓN FINAL
JORNADA DE L@S INDIGNAD@S Y
CONTRAINFORME POPULAR
1º. DE SEPTIEMBRE, ZÓCALO DE LA
CIUDAD DE MÉXICO
Al Pueblo de México
A la opinión pública nacional e
internacional
Hermanas y hermanos mexicanos,
Nosotros y nosotras, integrantes de
organizaciones y movimientos sociales; acampados y manifestantes; trabajadores,
campesinos, indígenas, estudiantes, ambientalistas, hombres y mujeres, jóvenes
y ancianos, ciudadanos y ciudadanas no organizados, nos hemos encontrado en
este Zócalo de la ciudad de México para expresar la indignación que recorre el país
y para dar cuenta del verdadero estado que guarda la nación; un contrainforme
popular al Informe seguramente perverso y lleno de mentiras que el ilegítimo jefe
del ejecutivo dará este primero de septiembre, al que ya se califica de “Quinto
Infierno de Gobierno”.
La verdad es que el país no aguanta
más. Se precipita en el desastre de la violencia cotidiana y generalizada, en
el desempleo y el hambre, en la violación de los derechos más elementales, en
la destrucción del tejido social, en la pérdida de los valores humanos. En
cinco Mesas de Análisis, expertos, dirigentes sociales y ciudadanos comunes
hemos hecho el diagnóstico nacional y expresado nuestras aspiraciones y
alternativas.
El país entero se encuentra sumido en
una “guerra” absurda provocada por el propio gobierno federal y los intereses
norteamericanos, que ha dejado ya un saldo de 50 mil muertos y desaparecidos,
en el que las víctimas inocentes de la violencia se multiplican en la mayor impunidad
y en medio de una creciente militarización de la vida nacional que sólo está consiguiendo
sumir a México en el horror. El propio estado es el primero en contribuir al ejercer
la violencia en contra de la población descontenta y criminalizar la protesta
social.
Tal estado de violencia acompaña a una
crisis económica interminable que cancela las posibilidades de desarrollo
soberano y endeuda cada vez más a los mexicanos, en beneficio de algunos
cuantos grandes empresarios y de los grandes capitales extranjeros. Petróleo, electricidad,
minas, redes de fibra óptica, obras públicas, agua, gas, bancos, comercio,
tierras, centros ceremoniales milenarios, playas, fondos de pensión,
presupuestos educativos, biodiversidad y todo aquello que pueda dejar alguna
ganancia ha sido saqueado a través de procesos de privatización ilegales,
contraviniendo los Artículos 3º, 27º, 28º y 123º de la Constitución.
En cinco años de gobierno usurpador, el
panorama es desolador: el número de pobres creció en 10 millones; los ingresos
de trabajadores y capas medias disminuyeron en casi un tercio; los nuevos
desempleados aumentaron en 3 millones, en tanto 7 o más millones de jóvenes
carecen de empleo y de la oportunidad de asistir a la escuela. La dependencia alimentaria,
el despojo de los bienes nacionales y la desarticulación sistemática de todo proyecto
o propuesta de soberanía económica, política y cultural, nos condenan a vivir
en situaciones de pobreza, inseguridad, discriminación y explotación,
semejantes a las vividas en épocas de servidumbre y dictadura abierta. Los
damnificados de la crisis y el modelo económico que la causó proliferan en
todas partes, huyen del país principalmente a Estados Unidos, potencia que
extiende cada vez más su injerencia sobre el destino de nuestra nación.
Tal desastrosa política económica
neoliberal se da a costa de todos los derechos
sociales, los que van retrocediendo un
siglo. En medio de los ataques a las organizaciones sindicales democráticas e
independientes que existen en el país, como las de electricistas y mineros, se
amenaza ahora con una reforma laboral que busca legalizar las más brutales violaciones
de los derechos de las y los trabajadores. La justicia y el reconocimiento de
los derechos y cultura de los pueblos originarios sigue siendo un pendiente
histórico, lo mismo que la democracia, secuestrada por intereses económicos,
mafias y aparatos partidarios.
Por estas y muchas otras razones
contenidas en el Contrainforme Popular es que los mexicanos y las mexicanas
estamos cada vez más indignados, verdaderamente “encabronados”. Exigimos, entre
otras cosas, el regreso del ejército a sus cuarteles, el fin de la guerra
absurda de Calderón y de la impunidad; la renacionalizaación irrestricta de la
Industria Energética; la puesta en marcha de políticas que garanticen la
Soberanía Alimentaria y la justicia social en el campo; una agresiva defensa
del Medio Ambiente y de lucha en contra del cambio climático; el cabal respeto
a los Derechos y Culturas de los Pueblos y Naciones Originarias; la aplicación
plena del derecho a la Educación Pública, Gratuita y Laica; el ejercicio franco
de la totalidad de nuestros derechos laborales; el goce de nuestro Patrimonio Cultural
y Arqueológico; el desarrollo amplio de la Investigación Científica y
Tecnológica; el derecho a la Vivienda Amplia y Digna, en un entorno democrático
y de convivencia social; el ejercicio pleno de los Derechos Políticos y
Libertades Democráticas con democracia participativa; el castigo ejemplar a los
torturadores y violadores de derechos humanos. En particular, llamamos a
defender y reforzar este digno campamento en el Zócalo y exigimos la solución
definitiva a las justas demandas del SME: libertad a sus presos políticos, toma
de nota inmediata a la dirección del sindicato, devolución de las cuentas del
SME, solución de fondo por medio del reconocimiento del patrón sustituto o la
creación en el Congreso de un nuevo organismo que brinde el servicio público de
electricidad n el centro del país.
Creemos que ya es tiempo de que se haga
escuchar el clamor nacional por justicia, en una sola voz, con tal fuerza que
sacuda la conciencia de la sociedad, cimbre a los de arriba, obligue a los
poderes, intereses y mafias que pretenden que todo siga igual a dar paso a una salida
nacional que ponga freno al desastre y la violencia, restituya el tejido
social, los cimientos de la nación.
Sabemos que eso sólo será posible con
un gran proceso de convergencia social nacional. Por ello estamos reunidos hoy
en el Campamento de los Indignados en el Zócalo de la ciudad de México, para
hacer escuchar que “estamos hasta la madre”, para que se escuchen todas la
voces, todos los descontentos, todas las reivindicaciones, para que juntos
encontremos una salida en la quepamos todos. Este es sólo el inicio de una gran
movilización social. Por eso es que anunciamos hoy primero de septiembre del
2011 que:
* Hemos decidido constituirnos en
Asamblea Permanente de las y los Indignados Mexicanos
* Convocamos a movilizarnos el próximo
8 de septiembre con los usuarios de energía eléctrica
* Convocamos desde ya al mayor punto de
convergencia nacional de todas las organizaciones, movimientos, luchas,
agraviados, descontentos, en las jornadas de movilización del 12 al 15 de
octubre, a la par de las movilizaciones mundiales que han sido convocadas para
esas fechas.
¡No más sangre! ¡No más hambre!
¡Trabajo y vida digna! ¡Respeto a los Derechos humanos y sociales! ¡Por una
salida al desastre nacional con paz, justicia y dignidad!
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